David Toledo Niz, Secretario General de los Jóvenes Nacionalistas de Canarias
Dicen que el papel lo aguanta todo. Me sorprende la facilidad con la que algunas formaciones políticas lanzan afirmaciones y calumnias sin fundamento, confiando en que sus palabras puedan tener algún calado en la opinión pública, quizás con el objetivo de rascar votos, de cerrar alianzas o puede que tan sólo con el fin de encender, o incendiar, el panorama mediático.
Quizás no cuentan con que nuestras gentes no son tan fácilmente crédulas, ni que el derecho de réplica puede dejarles una vez más en ridículo. Que alguien ajeno a Coalición Canaria trate de explicar y menospreciar nuestro proyecto político desde la más intencionada ignorancia, es algo que no puedo ni debo pasar por alto.
Esta formación nació a finales de 1992 y, en el caso conejero, lleva asumiendo responsabilidades estables de gobierno desde 2009, con un renovado proyecto que aúna juventud y experiencia.
Que nos intenten meter ahora en el saco de partidos tradicionales, tanto aquellos que pertenecen a organizaciones más antiguas como otros recién llegados y cuya inexperiencia y falta de conocimiento es notable, es algo imperdonable.
Estoy convencido de que en política uno debe ser coherente y responsable con las palabras que se vierten, y en estos días de colapso mediático y de oradores de retóricas de izquierda y praxis de derechas, hay afirmaciones que por su posicionamiento están alejadas completamente de la realidad.
El proyecto político nacionalista en el que creo y en el que estoy inmerso en estos momentos, ocupando además responsabilidades al frente de los Jóvenes Nacionalistas de Canarias, es de corte progresista. Sí, progresista, esa palabra que últimamente ha perdido parte de su sentido e importancia y que está torpemente manida.
Pero como en realidad el papel no lo aguanta todo, vamos a remitirnos a los hechos, a esas cuestiones tangibles que respaldan nuestra hoja de ruta y nuestro ideario político, que se sitúa en el terreno nacionalista, federalista y progresista.
Observemos los cambios que ha experimentado la sociedad conejera en la última década, en la que es considerada ya la etapa de mayor progreso que ha experimentado la isla, en la que no sólo se ha apostado por el mantenimiento de los servicios públicos, sino en la que se ha impulsado un plan de acción que ha supuesto un enorme avance en diversas materias. Me refiero a la sostenibilidad y saneamiento de las empresas públicas, las ayudas y becas a nuestros estudiantes y deportistas, el apoyo a las organizaciones sin ánimo de lucro, los planes de infraestructuras sociosanitarias, que entre otras cosas propiciaron la puesta en marcha del programa “Metadona Bajo Umbral”. También la residencia de discapacidad, el nuevo centro de día para El Cribo, la residencia de salud mental, la residencia de Alzheimer, el nuevo centro de día de mayores en La Graciosa, la estrategia Lanzarote 2020, el cambio de modelo energético con el 25% de la energía del ciclo integral del agua con energías renovables y que a finales de esta legislatura supondrá que el 40% de la demanda de la isla será suministrada por energía verde y además pública.
¿Acaso estos son proyectos de retroceso, inmovilistas, conservadores? ¿O son proyectos de progreso, avance y crecimiento?
Las ansias de poder no deben justificar estos juicios de valor que gratuitamente se han estado emitiendo. Llamemos a las cosas por su nombre. Apostamos por seguir en esta línea de trabajo progresista en la que nos hemos embarcado, gestionando nuestro proyecto con altura de miras, con el objetivo de seguir promoviendo más avances en la isla y de seguir propiciando un crecimiento sostenible, de manera que Lanzarote se siga adaptando a los nuevos escenarios medioambientales, sanitarios, sociales y económicos. Un proyecto político que ha posicionado esta tierra como referente, no solo en Canarias, sino en Europa.